Carlos Gil. / EPDA No estoy seguro de que a Pedro Sánchez le haya gustado que se le compare con Superman. Al presidente más bien le debe haber molestado que se pueda llegar a pensar que hay otro como él. Es cierto que los dos pasan entre nubes gran parte de su tiempo y que hay materias que los debilitan hasta el extremo: para Superman era la kriptonita y, para Sánchez, su extrema debilidad en el escenario internacional.
Tras la majestuosa cumbre con Biden (aquella de los 20 segundos), las mentes pensantes de Moncloa debieron centrarse en superar el despropósito. Eficientes no, pero rápidas debo reconocer que han sido. En apenas unas semanas, han conseguido sacar adelante otro destarifo, mucho más caro, pero igual de improductivo.
Que, con la que está cayendo en España, a nuestro presidente le dé por viajar a Estados Unidos a que le digan que es guapo da mucho que pensar. La egolatría del personaje parece no tener fin, pero, lo que es peor, su falta de conciencia acerca de la responsabilidad de su cargo es una amenaza para el futuro, y para el presente, de todos los españoles.
No tranquiliza, pero, al menos, la visita ha pasado desapercibida para la prensa internacional. Es vergonzoso, pero saber que el ridículo se ha quedado dentro de nuestras fronteras resulta algo reconfortante. No conseguir ni una sola entrevista de relevancia, ni una sola empresa que haya confirmado inversiones en España, ni un solo acuerdo que vaya a beneficiar a los españoles es un ridículo que, en Moncloa, deberían hacerse mirar.
Representar a un país como España es algo más serio que mirarse en el espejo. Estamos en la quinta ola de una pandemia que empezó gestionándose mal y que se ha empeorado con el paso del tiempo. Ni se sabe, ni se han valorado, las consecuencias económicas que puede tener en los próximos meses, ni nadie se atreve a cuantificar el número de miles de desempleados a que podemos llegar. Pero al presidente le da igual todo eso. Si, en algún momento, se ve apurado, hará otra crisis de gobierno y decapitará a quienes él quiera hacer culpable de sus desatinos. En lo guapo no lo sé, pero de salvador del mundo cada día queda más claro que no ha venido. En eso, como en muchas otras cosas, no se parece a Superman.
Comparte la noticia