Ximo Puig. /EPDA La imputación de Mónica Oltra ha vuelto a reflejar la división que la llamada “política de bloques” ha dejado entre parte de la población.
Por una parte están los partidarios de la vicepresidenta que niegan los hechos imputados calificando de “lawfare”, anglicismo bajo el que se designa una estrategia política en la que se intenta descabalgar a un rival político a base de litigios no fundados, y que señala que la causa esta promovida por un reconocido partida de extrema derecha que no ha ocultado su animadversión por Mónica Oltra y sus ansias de venganza personal por haberles llevado a juicio por lucir una bandera franquista; por otra están quienes señalan que a pesar de que la acusación haya partido de la extrema derecha ha sido apoyada por la fiscalía e instruida por un juez.
Lo cierto es que el juicio de Mónica Oltra está detrás de un enorme ruido político, en el que los defensores de Oltra otorgan a la aún vicepresidenta un tratamiento de gracia (el no retirarse de su cargo institucional hasta que se dictamine la sentencia) que no ofrecieron a los altos cargos del PP que se vieron envueltos en juicios, mientras que algunos de las voces que más gritan contra la líder de Compromís pedían hace unos años respeto a la presunción de inocencia de sus cargos imputados.
Pero tapado por ese ruido partidista hay dos verdades que son importante recordar: una menor fue abusada y la Conselleria presidida por Oltra no escuchó su petición de ayuda, y la decisión final del destino político de Oltra está en las manos de Ximo Puig, el president de la Generalitat y máximo responsable de la composición del Consell.
Puig ha de elegir entre dos decisiones, mantener a Oltra o destituirla, pero cualquiera de las dos puede tomarlas por motivos muy distintos. El líder de los socialistas puede destituir a Oltra por mantener altos estándares morales en el Consell, o por un mero interés tacticista que evite el desgaste de que la portavoz de su gobierno tenga que sentarse en el banquillo de los acusados; o puede mantenerla, ya sea por asegurarse el apoyo o por mantener lealtad a alguien que desde su pequeño partido ha mantenido a raya al antiguo Bloc Nacionalista Valencià, una formación con objetivos más diferentes a los del PSPV que los de la Iniciativa de Mónica Oltra.
Por ese motivo hoy preguntamos a los lectores de EL PERIÓDICO DE AQUÍ abstraídos de partidismos interesados qué creen que debería hacer Ximo Puig con la crisis política abierta tras la imputación de Mónica Oltra.
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