Vicente Javier Más Torrecillas. /EPDA Allá por los años 80, el entonces Ministerio de Agricultura y Pesca lanzó una campaña que, en la terminología actual, se viralizó con mucha rapidez. Pezqueñines, no gracias. La idea era concienciar a la gente para que no consumiese peces inmaduros que no alcanzaban la talla mínima. Después, la cultura popular se ha encargado de eternizar la palabra pezqueñines para referirse a ese tipo de personas que aún no están preparadas para labores.
Pues parece que el Partido Popular de Castellón construyó una piscifactoría hace una década y ha querido lanzar a la calle a sus alevines para tratar de ocupar espacios. Lo peor de esta piscifactoría popular es que han ido clonando la misma especie hasta lograr una degradación del ADN que abochorna hasta a su propio partido. Cada vez producen menos y de peor calidad.
La segunda hornada de Ppezqueñines asaltó la Universidad de Castellón con la esperanza de que eso les hiciera visibles y el PP de Castellón les diera algún carguito con el que medrar. El apellido y la necesidad hizo que el pequeño mandarín de la Carrasco llegase a la línea de salida a pesar de que nadie lo quería, ni lo quiere, en el partido. Una vez apoltronado en su concejalía, con un sueldo de ministro, ha dado el testigo a la tercera generación de Ppezqueñines.
La insignificancia e irrelevancia de esta tercera clonación, debido al deterioro infinito del ADN (es lo que tiene la endogamia, como les pasó a los Habsburgo), ha hecho que la piscifactoría ya no produzca individuos con un mínimo de calidad. Y ni siquiera en cantidad suficiente. Tememos que el cierre de esta legendaria fábrica deje de emplear a jóvenes sin preparación para sueldos desorbitados. En fin.
Y de repente, elecciones en la UJI. Los peperos corriendo de un lado a otro, buscando cómo ganarlas a pesar de que nadie quiere estar con ellos. Insultos por aquí, acoso por allá (algo típico del ADN de los Ppezqueñines de todos los tiempos). Pero nada, no hubo forma. Así que tiraron mano de lo que podían: Un tal Mohamed Al Howaidi Nasralla para liderar al PP enmascarado de la UJI. El tal Mohamed, que no le importaba hacer campaña con su partido, el PP, en las últimas elecciones municipales (¡ay, esas fotos tuyas en la carpa popular junto al Ayuntamiento! Maldita hemeroteca) se olió en algún momento que su partido no le quería (¿por qué será?) y corrió a ofrecerse a otras asociaciones estudiantiles para tratar de medrar.
Al final, el PP hizo de la necesidad virtud y, tras un paseíto del pequeño mandarín por el asfalto de la UJI, se decidió finiquitar la asociación pepera universitaria (Més Llibertat) para travestirla en otra (Canvi per la Llibertat). Oye, que si la jugada le salió bien en su día al pequeño mandarín, porqué no le iba a salir bien ahora. Total, que el PP quiere volver a meter sus políticas manos en la Universidad de Castellón, en la UJI, con una asociación política (porque está liderada por un ppezqueñín político), azul de los pies a la cabeza. Los mismos que no han aclarado las facturas de las últimas paellas (mucho dinero de por medio en ese evento. Ojo, que el tal Mohamed es el actual tesorero del Consell d’Estudiants) son los que quieren seguir de espaldas a los estudiantes para pasearse ellos por las calles de Castellón con pecho—palomo. Bueno, los mismos no, porque los otros ppezqueñines, Alejandro Sanz y Gerard Corella, además de su reportero dicharachero, David Ariño, aprendiz del pequeño mandarín, ya van camino de recoger el regalito de un empleo bien remunerado.
El PP en la UJI se llama ahora Canvi per la Llibertat. ¡Madre mía! Los estudiantes de la Universidad se merecen algo mejor que Ppezqueñines inmaduros, arrogantes, matones y marginales. ¡Qué tiempos nos ha tocado vivir!
PD: tic tac tic tac tic tac tic tac
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