El embajador Abdulla bin Ibrahim Abdulrahman Sultan Al Hamar/EPDA
El embajador libio, Walid Bashir Abuabdallah/EPDA La diplomacia que se mueve sin prisa pero sin pausa. En esta
tierra también hemos sido testigos. Aparte de las Agendas oficiales y la
dificultad de estos tiempos pandémicos, la presencia diplomática en nuestra tierra ha
sido constante. Una presencia que cuenta con una intensa actividad de carácter
privado. Empresas, Universidades, colectivos socio-económicos, ayuntamientos, nuestros
puertos, etc., han sido protagonistas de ese interés en generar un potente
ecosistema de relaciones con una tierra que quiere seguir siendo la puerta de oriente.
En ese sentido, Qatar, China y Libia encabezarían ese podium diplomático fruto
del arduo trabajo llevado cabo por sus respectivos embajadores en España.
Con China apuntalando su potencial económico, Qatar
afianzando su liderazgo inversor y Libia a la cabeza del crecimiento mundial en
2021 como principal reserva petrolífera de África, son una prueba evidente de
la importancia de esas fortalezas para nuestros tejidos productivos necesitados
también de esos flujos de inversión que revitalicen una economía exhausta por
la pandemia y sus graves consecuencias económicas.
Sin olvidar nuestro vinculo trastlántico y europeista ,
oriente está jugando un papel protagonista en la reconfiguración de los actores
globales y no podemos quedarnos de brazos cruzados. De ahí la importancia de
estrechar lazos de amistad y cooperación con sus principales protagonistas,
como el Embajador Abdulla bin Ibrahim Abdulrahman
Sultan Al Hamar, un ingeniero civil al frente de la Embajada de Qatar, o el
diplomático Wu Haitao moviendo los hilos de la influyente Embajada China.
Con una mención especial
para el embajador libio, Walid Bashir Abuabdallah con su contrastado “espíritu
valenciano¨, todo un ejemplo de cercanía y no solo geográfica. Una prueba
evidente del buen hacer de esa diplomacia efectiva, amable, próxima y centrada
en crear una red de contactos y amigos durante sus visitas, facilitando la vida
de los ciudadanos libios residentes en la Comunitat valenciana. Su compromiso
durante la pandemia se vio reflejado con la donación por parte de la embajada,
de material sanitario para los hospitales valencianos, así como la prestación
de ayudas directas a ciudadanos o la firma de convenios con la UPV que ha
propiciado un crecimiento de estudiantes libios de grado y postgrado.
Un podium diplomático que
pone en valor las fortalezas y oportunidades de unas magníficas relaciones
centradas en las personas. Nombres propios que lideran una nueva época de
relaciones, con una extraordinaria formación y un mejor conocimiento de nuestro
país, a los que debemos estar siempre agradecidos, porque juntos, estamos
apuntalando el presente para ganar el futuro.
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