Juan Benito Rodríguez Manzanares El caso del barrio valenciano de
Nazaret, es un caso peculiar, particular y especial dentro del ámbito
valenciano, pues es un barrio entero que de forma natural tenía una línea de
costa de unos 1.500 metros y que en la actualidad no tiene ni un centímetro de
playa, la cual fue engullida por la industrialización y sobre todo por la
ampliación sur del Puerto de Valencia.
Nazaret pertenece a los llamados
Poblados Marítimos, siendo estos el distrito número 11 de Valencia, el cual
está compuesto por el Grao, el Cabañal-Cañamelar, la Malvarrosa, Beteró y
Nazaret.
Haciendo un poco de historia
encontramos que se estima que Nazaret nace como un barrio de pescadores en el
siglo XVII, aunque realmente se considera un barrio como tal a partir en 1720
cuando trasladaron a esa zona el Lazareto de Monteolivete situado en el
distrito interior de Quatre Carreres (Cuatro Carreras). En ese momento el
Lazareto era un lugar donde marinos y mercancías debían realizar una cuarentena
aislados del resto de la población, motivo por el que se eligió para trasladarlo
un lugar remoto con respecto a los núcleos de población más grandes del momento
y, cercano al mar.
Nazaret tenía una playa muy
limpia en la que, además de poderse bañar y pasar el día, se podían recoger
cangrejos, tellinas y pescar con «rall», técnica de pesca unipersonal que nos
legaron los árabes y que utiliza una red circular con unos plomos para hundir
la misma en el fondo de la playa.
Nazaret en un principio por el
sur lindaba con la playa de la pedanía de Pinedo, aunque desde que se construyó
el nuevo cauce del río Turia, el llamado «Plan Sur», se interrumpió esa
conexión por la desembocadura al mar del rio. Por el norte el cauce natural del
río Turia lo separaba del Grao. Al este lindaba con el mar mediterráneo, aunque
hoy en día lo hace con la zona industrial del Puerto de Valencia. Y al oeste
linda con una serie de barreras, algunas naturales como la huerta, y otras
construidas como la autopista V-15 que da acceso a la ciudad de Valencia por el
sudeste y la autopista V-30, que es la circunvalación sur de Valencia, aunque
realmente es una circunvalación abierta.
Con el tiempo el barrio fue
creciendo en todos los sentidos, así en la década de 1950 y sobre todo el
primer lustro de la década de 1960 la zona disfrutaba de un magnífico
esplendor, contando con bastantes atractivos para los lugareños y los turistas,
pues tenía una línea de costa que podríamos calificar de «impresionante», pues
estaba muy viva y era muy utilizada.
Esa línea de costa contó con una
enorme playa de uso público en la que había numerosos «merenderos», que eran
una especie de bares/restaurantes, en muchas ocasiones construidos en madera y
con una techumbre de cañizo frente a ellos donde refugiaban del sol algunas
mesas y sillas, donde las familias podían pasar el día con la brisa del mar en
la cara y los pies jugueteando con la arena mientras los chiquillos corrían de
la playa a las mesas y viceversa aprovechando hasta el último rayo de sol. En
esos entrañables «merenderos» se podía pedir comida o bien llevar la comida de
casa y pedir sólo bebida.
También contaba con una zona de
ocio llamada, Club Benimar o simplemente Benimar, en la cual, previo pago de
una módica entrada, se podía disfrutar de zonas de jugos para los pequeños,
duchas, vestuarios, zonas de mujeres y zonas de hombres diferenciadas, zonas
comunes para todos, amplias barras de bar y grandes terrazas frente a ellas
donde alquilar una tumbona o comer y disfrutar de toda la diversión que ofrecía
las instalaciones y sus infraestructuras, con la tranquilidad de ser una zona
restringida y vigilada. Además, en las noches de verano ofrecía bailes de
sociedad. En su momento de máximo apogeo, era un verdadero centro de ocio para
toda la familia en todos los sentidos.
Y, para completar la oferta
lúdico-termal, también contaba con un balneario llamado Mar Azul, el cual, como
el Balneario de Las Arenas situado en el Cabañal-Cañamelar, fueron refugio de
las personas «pudientes», que podían acceder a ellos y disfrutar de sus
instalaciones.
Además, en julio de 1941,
gracias al ingeniero Salvador Iranzo Gil, se inauguró la ampliación del tranvía
que llegaba hasta la misma playa, y cuando el tranvía quedó en desuso, fue la
línea 3 del trolebús la que llegaba hasta la playa de Nazaret.
Mas, en la década de 1960, sobre
todo en su último lustro, surgió la «fiebre» de la industrialización, y en la
zona comenzaron a instalarse algunas fábricas como la refinería de aceite
industrial de soja Arlesa, posteriormente llama Aceprosa y finalmente Myoresa.
Y, posteriormente, en 1966 la fábrica Tepsa, dedicada al almacenamiento y
reexpedición de grandes líquidos, fábricas que vertían a la playa sus productos
de desecho con los que comenzaron a contaminar el río Turia y a la playa, hasta
ese momento muy limpia, y así, con este tipo de actividades fue comenzando a
degradarse la playa sin que nadie hiciera nada de provecho para salvarla de la
degradación y contaminación, y las instalaciones lúdico-termales y la afluencia
de bañistas y «domingueros» se resintió enormemente.
Con la playa «tocada» por esa
contaminación fabril, el Puerto de Valencia vio una gran oportunidad para
ampliar sus instalaciones hacia el sur, para así, poder crear un gran espacio
donde pudiera recibir grandes cantidades de enormes contenedores.
Esta ampliación se llevó a cabo
siendo alcalde de Valencia el socialista Ricart Pérez Casado (1945), el cual el
19 de mayo de 1986 firmo un convenio con el presidente del Puerto Autónomo de
Valencia Fernando Huet. En la década de 1990, la playa tuvo un proceso de
paulatino abandono viendo cómo se realizaban las obras de la ampliación sur del
Puerto de Valencia que se inauguraron en 1999, y desde entonces por la misma pasan
más de cuatro millones de contenedores, situando con ello al Puerto de Valencia
en el 5º lugar de Europa y el 28ª lugar del mundo (datos extraídos de la web
Comunidad Valenciana), aunque los vecinos, a los cuales se les prometieron unas
contraprestaciones por haberles quitado la costa para ser parte del Grao de
Valencia, comenzaron ciertas acciones legales que llegan hasta la actualidad.
La situación que se ha dado en
Nazaret de ser un barrio costero sin costa, sin playa, no es muy usual y,
además, la playa de Nazaret, es una playa que todos los valencianos que la
hemos conocido y nos hemos bañado en ella, la echamos de menos.
Valencia es sinónimo de cultura
e industrialización, incluyendo algunas situaciones atípicas.
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