Juan Benito Rodríguez Manzanares. EPDA La Comunidad Valenciana, dada su
larga historia como ciudad y luego como reino, (taifas musulmanas y luego
cristiano), fue en el medievo un lugar codiciado por todo tipo de pueblos por
su gran riqueza y su enclave estratégico, convirtiéndose en un verdadero paraje
sembrado de imponentes fortalezas y castillos desde los que se realizaron todo
tipo de gestas en las más épicas batallas. Hoy, nos vamos a realizar un breve paseo
por la historia de uno de esos castillos, el Castillo de Petrer.
Para sumergirnos en sus
orígenes, tenemos que irnos un lugar que los romanos llamaron Villa Petraria,
de ahí el nombre de Petrer, pero sobre finales del siglo XII o principios del
siglo XIII, cuando los musulmanes construyeron el castillo, lo denominaban Bitrir.
En 1238 los musulmanes perdieron
sus dominios sobre las tierras valencianas, y Petrer con su castillo se lo
disputaron los reinos de Castilla y de Aragón, pasando en 1244, en virtud del
Tratado de Almizra que estableció la frontera entre ambos reinos, a ser parte del
reino de Castilla. Algún tiempo después, el rey castellano Alfonso X
(1221-1284) llamado «el Sabio», cedió el castillo a Jofré de Loaysa (s.
XIII-1308), familia que ejerció el Señorío de esas tierras hasta el siglo XV.
Pero en 1264 la población
mudéjar, es decir, los musulmanes que vivían en territorio cristiano, cansados
del despotismo de Jofré Loaysa tomaron el castillo, y ante esta situación, el
rey Alfonso X pidió ayuda a su suegro el rey Jaime I (1208-1279) llamado «el
Conquistador», el cual pronto consiguió que el castillo volviera a manos de su
yerno el rey Alfonso X.
Mas, en 1296, a causa de unas
desavenencias entre los reinos de Castilla y Aragón, los aragoneses invadieron
estas tierras castellanas y el reino de Murcia, y la familia de Loaysa que era
fiel al reino de Castilla, pronto le juró fidelidad al rey de Aragón. Y con
estos mimbres llegamos hasta 1304 con el Tratado de Torrellas y 1305 con el
Tratado de Elche, a través de los cuales, la población y el castillo pasaron a ser
parte del reino de Aragón. Y tras la muerte del rey Pedro I de Castilla
(1334-1369) llamado «el Cruel» por sus detractores y «el Justo» por sus partidarios,
en la llamada Guerra de los dos Pedros, con la consiguiente victoria de Pedo IV
de Aragón (1319-1387) llamado «el Ceremonioso» o «el del Punyalet» («el del
Puñalito»), Petrer y su castillo definitivamente pasaron a formar parte de la
Corona de Aragón y del Reino de Valencia.
A principios del siglo XV muere
sin descendencia Leonor de Loaysa, última descendiente de ese linaje, y el
castillo pasa a ser posesión de la reina Violante de Aragón (1236-1300 o 1301),
la cual en 1431 lo vendió a Jimeno Pérez de Cordella (1400-1457), y este y su
familia, dado que la época de las guerras entre reinos estaba llegando a su
fin, convirtieron el castillo en una edificación residencial, despojándolo
totalmente de su carácter militar inicial.
El castillo en este momento
recibe su primera remodelación, y se cree que fue en ese momento cuando se
elevó la Torre del Homenaje en una planta más, quedando la misma con dos
plantas, una terraza almenada y un sótano que se habilitó como mazmorra.
Además, los Pérez de Cordella construyeron una capilla dedicada a Santa
Catalina. Pero de nuevo en el siglo XVI, el castillo es vendido a Juan de
Coloma (1440 o 1443-1517), adscribiéndolo al condado el Elda del que era conde.
Posteriormente las Cortes de
Cádiz (1810-1814) hicieron desaparecer los señoríos, y luego la Desamortización
de Mendizábal (1836-1837) realizada por Juan Álvarez de Mendizábal (1790-1853),
llevaron el castillo casi al más absoluto abandono, momento en que sus piedras
fueron utilizadas para construir algunas de las casas del pueblo, llegando en
las siguientes décadas a quedar el castillo casi en ruinas.
En esta situación llegamos a
1968, siendo el dueño del castillo el obispado de Orihuela, y al ver este el
estado ruinoso del mismo, lo cedió al ayuntamiento de Petrer, y gracias a la
gestión de este consistorio, entre finales del siglo XX y principios de XXI, el
castillo ha sido rehabilitado por completo, luciendo en la actualidad una
imagen impecable e imponente.
En la época moderna, el castillo
ha tenido dos grandes reformas y rehabilitaciones. La primera de ellas se
realizó en 1982, y en 1983 fue catalogado como BIC «Bien de Interés Cultural»,
y poco después, en 1986 como «Monumento Histórico Artístico de Interés Nacional».
La segunda gran restauración se le realizó en 2010. Gracias a ello, la sala
abovedada con bóveda de medio cañón que se encuentra nada más entrar a la
izquierda, se usa en la actualidad como sala polivalente en la cual se realizan
recitales, todo tipo de actos culturales e incluso bodas civiles.
El castillo se encuentra en
Petrer, en el Valle del Vinalopó en la comarca del Medio Vinalopó, en lo alto
de un cerro llamado Del Testigo, a una altura de 461 m.s.n.m. y desde el mismo
se puede ver todo el valle del Vinalopó y otros castillos cercanos como el de
Sax o Elda. Su situación en el momento de su construcción era muy estratégica
pues controlaba el paso entre la meseta castellana y la costa mediterránea. El
acceso al castillo se realiza por una puerta que tiene un matacán volado
defensivo.
El castillo consta de tres partes
bien diferenciadas:
La Explanada
Una gran superficie amurallada
que rodeaba al castillo en la que se han encontrado restos de viviendas. De
esta muralla exterior tan sólo queda un lienzo en tapial reconstruido en
múltiples ocasiones.
La alcazaba o castillo
propiamente dicho
Un recinto amurallado construido
entre los siglos XII y XIV en mampostería y sillares o refuerzos en las
esquinas, el cual tiene forma poligonal para adaptarse al terreno donde se
construyó. Su muralla tiene un camino de ronda durante todo el perímetro y,
está unida en una de sus esquinas a una edificación rectangular no muy alta.
La Torre del Homenaje
Una gran torre de planta
rectangular situada en el interior del recinto amurallado y construida en tapial,
que desde el siglo XV consta de sótano, dos alturas y terraza almenada, al
igual que la muralla y la torre aneja a ella. Para subir a la torre se utiliza
una escalera volada por el exterior.
El sótano en época musulmana fue
utilizado como aljibe, y a partir del siglo XVI se utilizó como mazmorra,
abriéndose un gran aljibe bajo el patio de armas, en cual en la actualidad está
cegado.
El patio de armas no es
excesivamente grande y está organizado con terrazas para salvar el desnivel del
terreno.
Es de destacar que durante el
tiempo que el castillo estuvo abandonado y en ruinas, las personas más
necesitadas de la población, excavaron en sus cimientos unas Casas Cueva, que
hoy, junto al castillo, se pueden visitar en una ruta turística.
Sin lugar a dudas es un castillo
que no podemos dejar de visitar.
Petrer es sinónimo de patrimonio
histórico-artístico.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia