Este sitio web utiliza cookies, además de servir para obtener datos estadísticos de la navegación de sus
usuarios y mejorar su experiencia de como usuario. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su
uso.
Puedes cambiar la configuración u obtener más información en nuestra política de cookies pulsando aquí.
El exceso de miedo de algunos Ayuntamientos respecto a la regulación de playas y piscinas genera municipios de primera y de segunda
Lo importante y prioritario es la salud de las personas, pero el tiempo del encierro en casa ha tocado a su fin y en la desescalada por fases, debemos ir recuperando la libertad paulatinamente, con mucha responsabilidad
0
PERE VALENCIANO - 06/06/2020
El alcalde de Canet, en la playa junto a las palmeras plantadas en la anterior legislatura. EPDA
Alfuencia a la playa de Almardà.
Los bañistas se han situado en los límites de la playa de Canet
La desescalada está dejando en evidencia a más de un gestor público. En especial a muchos alcaldes y alcaldesas, que van más lentos en la adopción de medidas que las propias según la fase en la que nos encontramos. Desnortados, dubitativos o excesivamente temerosos, muchos han optado por no abrir todavía sus playas o han prohibido el baño en las piscinas municipales... Porque lo más sencillo es prohibirlo todo y, así, no hay peligro de contagio en zonas cuya responsabilidad es municipal. ¡Así también gobierno yo! Prohibiéndolo todo o confinándonos de nuevo, el peligro de contagio se reduce a cero. Pero no se trata de eso. Lo importante y prioritario es la salud de las personas, pero el tiempo del encierro en casa ha tocado a su fin y en la desescalada por fases, debemos ir recuperando la libertad paulatinamente, con mucha responsabilidad, eso sí: distancia de seguridad de dos metros, mascarilla en lugares cerrados y donde no se pueda mantener esa distancia y lavado frecuente de manos con jabón. Todo ello puede y debe ser compatible con ir a la playa, poder bañarnos en las piscinas municipales y privadas, ir a cenar a un restaurante, comprar en el comercio local y hacer turismo. Hay que apelar a la responsabilidad individual y las administraciones deben vigilar que se cumplen las normas, pero superando la fase del cierre o la prohibición total, propias de los dos meses largos del confinamiento.
Cuando la mayoría de Comunidades Autónomas pasan a la fase 3 el lunes, éstas reducirán las restricciones, abriendo incluso discotecas y pubs. La Comunitat Valenciana, Cataluña y Madrid tendrán que esperar al menos una semana para llegar a ese nivel de libertad y a finales de junio estaremos en la 'nueva normalidad', donde previsiblemente se mantendrán las normas anteriores de distancia de seguridad, mascarilla y lavado de manos. En definitiva, en apenas 3 semanas nos quedaremos con estas normas y algunas restricciones concretas. Por ello, ¿qué sentido tiene la precipitación de algunos alcaldes y alcaldesas prohibiendo el acceso a las playas de sus municipios y/o el baño en sus piscinas municipales? ¿Por qué unos Ayuntamientos sí han hecho los deberes para garantizar el disfrute de sus vecinos y de los turistas, como si éstos no tuvieran derecho a disfrutar de las playas que visitan cada año? ¿Acaso no piensan en restaurantes, cafeterías, bares, hoteles, apartamentos turísticos de sus localidades? ¿Es lógico que se amontonen, por poner un ejemplo, los vecinos y visitantes en la playa saguntina de Almardà y la de Canet esté cerrada a cal y canto? O que en Gandia sepan controlar los accesos, para tener playas seguras con turistas, mientras otras no tengan ni idea de qué hacer. El turismo este verano no se va a dar por perdido y algunos dirigentes parece que no se han enterado. Tienen policía local, socorristas, pueden echar mano de los vigilantes que ofrece la Generalitat Valenciana de refuerzo para informar y recordar las normas.
Y las piscinas... Ayuntamientos que se han apresurado a anunciar que este verano no las van a abrir, cuando en unas semanas se van a levantar buena parte de las restricciones y a sabiendas de que el virus no se transmite por el agua de mar -por el salitre- ni de las piscinas, por el cloro. ¿Van a privar a sus vecinos de refrescarse en otro tórrido verano cuando otros muchos Ayuntamientos sí lo van a permitir? ¿Acaso el vecino de Canet o el de Gilet es menos que el de Sagunt?