Pere Valenciano. FOTO EPDA Comunicado íntegro del periodista remitido el 7 de junio a Europa Press y Efe:
El pasado 1
de diciembre el Diario Oficial de la Generalitat Valenciana publicaba las bases
de la convocatoria del concurso público para nombrar a la persona que ocuparía
la Dirección General de la Societat Anònima de Mitjans de Comunicació de la
Comunitat Valenciana, la nueva Ràdio Televisió Valenciana, hoy de nombre À
punt. Supuse en aquel momento que se abría un proceso transparente y abierto en
el que se valorarían la trayectoria, el Curriculum y el proyecto de los candidatos en igualdad de condiciones.
Después del desastre de la anterior etapa de Canal 9, hasta llegar a su cierre,
pensaba que las cosas se harían de forma totalmente diferente. Estaba
equivocado. Asistimos a un proceso opaco, repleto de sombras, y desde mi punto
de vista un ‘’tongo’’ disfrazado de concurso público. No se puede tomar el pelo
a los candidatos, que merecemos un respeto, ni engañar a la sociedad valenciana.
La baremación punto por punto, tanto del Curriculum como del proyecto, se
aprobó diez días después de haberse presentado formalmente; los tres finalistas
eran los nombres que se conocían semanas antes de la decisión final del Consell
Rector -lo comentamos algunos de los candidatos e incluso lo llegamos a avanzar
en redes sociales y en tertulias-, amén de otras cuestiones que han ido
publicando los medios de comunicación, como la posible incompatibilidad de uno
de los representantes del mismo o el hecho de que el secretario del Consell
Rector –la misma persona que firma la respuesta al recurso de reposición que
presenté ante el ente previo paso a acudir a los tribunales-, es primo hermano
de la nombrada directora general, Empar Marco. Todo parece indicar que había
una candidata preferida desde el minuto cero y que el resto participamos de un
paripé para dar la sensación ante la opinión pública que asistíamos a una etapa
nueva. Me equivoqué.
Para mí
trucar concursos públicos en la administración es otra forma de corrupción, más
o menos aceptada o soportada por la sociedad. Enchufar o trucar los concursos
favoreciendo a determinados aspirantes es corrupción y supone un fraude en una
sociedad avanzada en la que se supone que deben copar los puestos de
responsabilidad los mejores y no los más próximos a tal o cual partido
político. En este punto, recordar una vivencia personal en Canet d'En
Berenguer, donde un concurso para ofertar una plaza de técnico de Gestión
provocó el inicio de una batalla en la prensa y después en los tribunales con
el entonces secretario municipal, acabando con éste en la cárcel e iniciándose
una investigación que afecta a una decena de administraciones públicas.
Volviendo al tema de Á punt, hubiese sido más honesto haber efectuado el
nombramiento directamente buscando un perfil determinado por el gobierno de
turno; de esta manera, ni se engaña a la sociedad, ni se hacer perder el tiempo
a profesionales que merecen un respeto.
Vayamos por
parte. La baremación. Un concurso público debe tener todas las reglas del juego
‘publicadas y publicitadas’ previamente, para que cada candidato pueda incidir
en aquellos aspectos que puntúen más. Lo demás es presentarse a ciegas y sin
unas mínimas garantías de igualdad. En mi caso –no puedo hablar de los demás
candidatos porque el Consell Rector se ha negado a dar puntuaciones del resto-,
es cuanto menos llamativo que en un máximo de 15 puntos en el apartado en la
gestión de medios audiovisuales –‘se valorará un máximo de 15 puntos en función
de los medios, cargos y años-, reciba sólo 2 pese a haber dirigido una
televisión con más de 20 trabajadores a mi cargo, haber realizado labores de
producción, impulsado documentales, presentar programas informativos o de
debate o actualmente ser contertulio semanal en varios programas valencianos de
televisión.
En el
apartado c, ‘tener habilidades de liderazgo, dotes de comunicación y dirección
de equipos, así como de planificación, determinación de prioridades, toma de
decisiones y solución de conflictos’, sobre un máximo de 15, consideran que
merezco 2’5. Desconozco qué entienden por tales habilidades, pero no deben
haber servido haber creado una delegación comarcal de un medio regional con 23
años, haber dirigido una televisión o haber creado una empresa periodística de
cero hasta hacerla crecer a 9 empleados. Es de suponer que cualquier cursillo
de ‘coaching’ o quién sabe si haberse leído algún manual del estilo de 'Cómo
dirigir una televisión en cuatro sencillos pasos'.
Después está
el contexto economicosocial, institucional y cultural de la Comunitat
Valenciana, con un máximo de 15 puntos. Entre los méritos que se acrediten
documentalmente, un máximo de 10 y otros méritos, un máximo de 5. Esta
puntuación se conoce, insisto, una vez se han presentado los Curricula y los
proyectos y no antes. Después de más de 20 años trabajando ininterrumpidamente
en medios de comunicación en la Comunitat Valenciana y actualmente en cuatro
tertulias de televisión y radio, esa puntuación se reduce en mi caso a un 5. Se
trata, de nuevo, de una puntuación que considero cuanto menos subjetiva.
El Consell
Rector, según la respuesta de su secretario, considera que la comisión ‘’ha
actuado de forma objetiva y ha tomado la decisión cuando los sobres de los
méritos no se habían abierto, de manera que no sabía los méritos aportados por
los candidatos y candidatas. Se ha garantizado un trato igualitario a todos y todas’’,
recordando que se ha actuado en este punto ‘’por unanimidad’’.
Otra de las
cuestiones claves a mi entender es el hecho de que los proyectos no se hayan
valorado por todos los consejeros, como recogían Valencia Plaza y Las
Provincias. En este aspecto, asegura que ‘’todos los miembros del Consell
Rector valoraron de forma individualizada todos los proyectos y no hay ninguna
prueba que lo desmienta excepto una noticia aparecida en dos medios de
comunicación’’. Curiosamente, a renglón seguido, el secretario del Consell
Rector recoge textualmente que ‘’la comisión de valoración en la sesión de 3 de
febrero de 2017 adopta el acuerdo siguiente: que la valoración de los proyectos
seguirá el siguiente procedimiento: se hará entrega a los miembros de la comisión
de uno o dos proyectos para el estudio. Cada miembro estudiará el proyecto
adjudicado según los apartados e indicadores aprobados en la sesión del 13 de
enero. Cada miembro hará una exposición pública del proyecto delante del resto
de miembros, que podrán contrastar el proyecto. La valoración de todos los
proye tos se hará en una sesión única en la que se leccionarán las tres
candidaturas que pasarán a la entrevista. Se acuerda que la próxima reunión se
hará el domingo 19 de enero. El día 19 de enero de 2017 se siguió el
procedimiento acordado y después de la exposición pública de cada proyeto los
miembros del Consell Rector estudiaron los proyectos y deliberaron sobre la
puntuación que correspondía’’.
La respuesta del secretario del ente reconoce que los
trabajos no fueron valorados por todos y cada uno de los miembros del Consell
Rector, sino que se los repartieron y después los pusieron en común en un solo
día, el domingo. Es imposible que en un solo día pudieran leerse los 16
Curricula y otros tantos proyectos de los participantes admitidos de un máximo
de 40 páginas cada uno de éstos. Dejar el proyecto y el Curriculum de cada
profesional en manos de uno o dos consejeros demuestra que no se trata de un
proceso con garantías mínimas de concurrencia pública e igualdad de
condiciones, sino más bien un proceso en el que sólo tenían opciones varios de
los participantes por su proximidad ideológica o simpatía de tal o cual
partido. Es insultante y supone un menosprecio el hecho de que no hubiesen
valorado todos los consejeros todos los proyectos y Curricula.
En la respuesta de Ferran Bargues Estellés que da a mi
recurso de reposición también se me comunica la nota de mi proyecto, cuya
baremación punto por punto se conoce después de haberse presentado también –algo
completamente ilógico puesto que nos presentamos a ciegas, sin saber qué
puntuaba más y menos del proyecto-. La diferencia respecto a la puntuación de
mi Curriculum es que en este caso se me da la nota final obtenida y no
pormenorizada apartado por apartado y, además, tampoco se ofrece la del resto
de aspirantes, como debería ser en un concurso público con unas mínimas
garantías de igualdad de oportunidad. Según se justifica, no se dan más datos
porque son confidenciales, insistio, ni siquiera los de mi propio proyecto.
Por último, hacer hincapié en varias cuestiones:
1.
Siempre he defendido la necesidad de una radiotelevisión pública, en
valenciano y de calidad
2.
He criticado los desmanes del pasado y el propio cierre de RTVV. Ahí está
la hemeroteca y los programas de radio y televisión donde he sido muy crítico
con los últimos años de manipulación y el desgraciado cierre de la
radiotelevisión pública valenciana
3.
Me presenté al proceso pensando que se trataba de un verdadero concurso
público y no un paripé para engañar a la sociedad
4.
Desde mi punto de vista, un proceso como éste hace que la nueva
radiotelevisión pública nazca con los mismos vicios del pasado y pueden lastrar
peligrosamente su futuro. Precisamente ahora era más necesario que nunca
iniciar una etapa completamente nueva y distinta a la del pasado más reciente,
poniendo las bases de lo que debe ser una empresa audiovisual pública
independiente, de manera que no haya manipulación informativa y no vuelvan a
ser los trabajadores quienes acaben pagando, una vez más, los platos rotos de
las decisiones políticas equivocadas.
Por todo ello, en los próximos días procederé a
presentar recurso contencioso administrativo en contra de la resolución del
Consell Rector de la Corporació Valenciana de Mitjans de Comunicacions.
Publicado en otros medios:
Enlace Europa Press
Noticia Lasprovincias.es
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