Carlos Gil. EPDA Es lo que tiene vivir en un país multinivel. En España, sea por el motivo que sea, raro es el año en que no pasamos por tres o cuatro periodos electorales. Aún no habíamos dejado atrás los resultados de las elecciones catalanas, estamos ya analizando lo ocurrido en las autonómicas de Madrid. En principio, debería parecer que, no afectándonos de cerca, todo esto debería darnos “un poco igual”. Pero no. La transversalidad tiene estas cosas y la extrapolación de lo particular a lo global nos obliga a estar atentos a todo lo que ocurre allá donde quiera que pase.
De lo que pasó el martes en Madrid cabe sacar una conclusión fundamental. Los españoles nos estamos cansando de broncas aparentes, falsas amenazas y del miedo como único argumento. Un año de pandemia, con continuos vaivenes y virajes sobre la gestión, tanto sanitaria como económica, han pasado factura al Partido de Sánchez que, por cierto, apareció en los primeros días de campaña y huyó de allí en cuanto vio cómo se torcía la previsión en las encuestas. Tezanos y sus “tabernarios” hicieron el resto, rematado, y no poco, por Gabilondo con su “Pablo, nos quedan diez días”. Tuvo suerte. Si les llegan a quedar más, podría haberse quedado por debajo de los veinte escaños. Hay que saber elegir adónde acercarse y D. Ángel no tuvo ahí su mejor día.
Mención aparte merece la debacle de Ciudadanos, la tercera en un año. Sus posiciones erráticas, sus juegos malabares y su difuminación ideológica han dinamitado una base aún poco formada y nada sólida. Nada hacía presagiar este final cuando ganaron las elecciones catalanas en 2017, pero sus errados golpes de timón, desde aquel momento, los han dejado, parece que definitivamente, fuera de un tablero que no acepta vaguedades.
La sociedad madrileña ha valorado, por encima de cualquier tipo de soflama, una acción de gobierno positiva que ha sabido compensar la protección de la salud y el sostenimiento de la economía que es, al final, la que da de comer. Pasión por la vida, lo definió Ayuso, pero a mi me gusta más pensar que es pasión por ese positivismo que siempre ha sacado a esta España de sus momentos más difíciles. Para todo lo demás, cierren al salir.
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